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El góber forense

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“2 de octubre no se olvida”, pero después de 43 años por tanto uso de sus enemigos, se ha desgastado.

Pedro Echeverría V.

1. La masa de jóvenes participantes en las manifestaciones, en las brigadas, en los mítines “relámpago” en los mercados, en las confrontaciones con la policía, el 2 de octubre en Tlatelolco, se ubicaba entre los 18 y 28 años, así que hoy cuentan con 60 años y más. Dado que eran jóvenes que mayoritariamente se movían sólo contra la injusticia y la represión, pero que comenzaban a interesarse por la política, lo más seguro es que hayan llegado a ser funcionarios de gobierno o hayan trabajado para la empresa privada y que muchos de ellos –siendo profesionistas- se hayan jubilado. Los que destacaron como dirigentes eran mayoritariamente jóvenes militantes de la Izquierda y la mayoría de éstos se hicieron diputados o funcionarios del PRD, PT y otros partidos y grupos de centroizquierda; también del PRI. Aunque muchos nos conformamos con ser posteriormente profesores universitarios y periodistas.

2. Y no fue fácil conservarse en la oposición radical. Los presidentes Echeverría Álvarez y López Portillo construyeron una política de “apertura democrática” y de “nacionalismo revolucionario” que abrió las puertas a los jóvenes con el objetivo de recuperarlos para el régimen del PRI. O, por lo menos, para el sistema. ¿Quién puede olvidar que los intelectuales, Paz, Fuentes, Benítez y otros hicieron un llamado pidiendo apoyo al gobierno con la consigna: “democracia o fascismo”. ¿Quién no recuerda que en 1971 salieron de la cárcel Demetrio Vallejo y la mayoría de los presos invitándolos a ingresar a partidos o dando facilidades para crear otros nuevos tal como el PST, PMT, MAUS y otros? ¿Cómo no recordar que en 1977 el Estado creó la llamada Reforma Política, cuotas millonarias para partidos, tiempos en televisión y diputados de plurinominales? O sea, el gobierno pudo comprar voluntades.

3. Durante los gobiernos de LEA y JLP (1970-76 y 1976-82) muchos funcionarios presumían (Luz Alegría, Beatriz Paredes) haber estado en el movimiento de 1968; sin embargo consta en documentos que los partidos derechistas PRI y PAN condenaron y combatieron el movimiento calificándolo de comunista y subversivo. Incluso el PPS de Lombardo, que se autocalificaba de antiimperialista, condenó al movimiento diciendo que estaba al servicio de EEUU. Hoy es tan grande el número de políticos oportunistas que dicen haber participado en el movimiento que por sólo ese hecho pareciera que el movimiento fue oportunista y gobiernista. Por eso puede decirse que se ha desgastado el discurso y que es necesario renovarlo actualizándolo con los movimientos radicales de las calles y haciendo a un lado a aquellos que habiéndose vendido a los gobiernos (PAN, PRI, PRD) hoy lo reclaman para sí, pero ocultando el radicalismo original de los jóvenes.

4. Lo importante de 1968 fue ser un gran movimiento libertario internacional; fue haber sido el gran festejo de la década de los sesenta que buscaba acabar con el autoritarismo en la familia, en las escuelas, las iglesias, las fábricas, la cultura, las tradiciones, los fanatismos y las costumbres. No solo en México, mucho más en Francia, Alemania, EEUU, Checoslovaquia. Muchos chavos (jóvenes) rompieron en todo el mundo con sus familias y organizaron comunas igualitarias; rompieron con el autoritarismo de las escuelas; las iglesias tuvieron que renovarse para no morir; los obreros hicieron más fuertes a sus organizaciones y más numerosas sus huelgas; la cultura se hizo amplia y libertaria en la música, la pintura, el teatro; el vestido, el cabello, las barbas, las parejas, las relaciones sexuales cambiaron radicalmente. Mucho se transformó en la década de los años 60 y 1968 vino a ser la coronación, lo más alto de la década.

5. Se han escrito muchos libros, folletos y artículos sobre el movimiento estudiantil de 1968. Sin embargo, como han dicho los clásicos del marxismo: vale más un movimiento real que 100 libros escritos sobre él. Sin qué hacer, en 1998 –en su 30 aniversario- escribí un folleto sobre algunas experiencias de aquel movimiento que viví como activista y brigadista en los centros obreros de Cuauhtitlán, Altos Hornos, Campos Hermanos y ferrocarrileros del Valle de México y Pantaco donde repartimos volantes y realizamos mítines buscando que los obreros apoyaran el movimiento como paso a un mayor compromiso en sus luchas. En el mismo folleto pude analizar el silencio y la desinformación que la Prensa escrita extendió en Yucatán para evitar que los estudiantes yucatecos dieran su solidaridad. Desafortunadamente el 99 por ciento de la prensa nacional, de la radio y la TV, estuvo absolutamente contra el movimiento.

6. ¿Qué quedó? Sólo se habla de la matanza del 2 de octubre en la que Díaz Ordaz, el presidente, asumió toda la responsabilidad. Para mi ese es un acontecimiento político importante, pero no fue lo esencial; lo que más transformó a la sociedad mexicana y al mundo fue que la población comenzara a luchar, a participar sin miedo en las universidades, en las fábricas, en el campo; que empiece a mirar las cosas sin miedo y que se hayan fortificado sus esperanzas de lucha contra la explotación y la opresión política. La relación del hombre y la mujer comenzó a ser menos despótica; los hijos comenzaron a reclamar respeto a los padres; los estudiantes son menos subordinados al profesor; los empresarios deben tratar con menos tiranía a los trabajadores; los políticos no deben ser tan rudos con los gobernados. Es decir, fue a partir de los años sesenta cuando se inició una gran revolución que la clase dominante ha buscado tapar, pero no ha podido.


Un Botin muy codiciado… ¡ La presidencia de México!

- Crisis Económica y Lucha Electoral -
POR. MIGUEL ANGEL GONZALEZ MANCILLA.

“…Lo que está en juego es el futuro de México no una elección,
por lo que se debe de mantener el esfuerzo de seguir consolidando
el cambio, para que los ciudadanos no lleven al poder a quienes
representan un opción regresiva en la política nacional”.
(Felipe Calderón Hinojosa. Presidente de México, 24/09/2011).

San Luís Potosí, S.L.P., En estos tiempos de crisis económica, la cual a nivel mundial se ha acentuado, y que ha orillado a que países subdesarrollados se encuentren al bordo de un “colapso” financiero. El Imperio Yanqui está sufriendo una “desestabilización” económica que transformada en crisis ha ocasionado que los mercados de valores se “quebranten” ante este fenómeno que padecen los gringos, esto ha orillado a que Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica no esté en su mejor momento lo que trae consigo un dudoso triunfo en la reelección Presidencial del 2012, su homólogo mexicano está en semejante situación, luciendo una imagen presidencial muy deteriorada.

Muchas historias se han tejido en torno a esta crisis norteamericana al grado de expresarse en una de ellas que los “poderosos” gringos, dueños del dinero a nivel mundial, se la han puesto de prueba al Mandatario Estadounidense por eso de ser de Raza Negra y es que en este siglo XXI entre ellos aún sigue imperando el Racismo y la Discriminación, por lo de que debe de demostrar al mundo si en realidad los “negros” saben gobernar, así se las “gastan” los “Blancos” dueños del consorcio “americano” y de la patente para hacer dinero.
México como país vecino y dependiente de la Unión Americana sufre los estragos financieros que han hecho tronar el sistema económico norteamericano, por consiguiente el pueblo mexicano se encuentra ejerciendo un total sistema económico “desarticulado” al grado que ha hecho que la pobreza aumente en el país y si a eso le agregamos que el Presidente de la República en vez de preocuparse por la estabilización económica tal parece que lo único prioritario para él es acabar con los grandes carteles de la droga y los capos que controlan el Crimen Organizado, lo manifiesta en su presupuesto de Egresos para el 2012 al solicitar un porcentaje “exorbitante” para Seguridad Pública dejando en “bancarrota” otros rublos sumamente importantes para el desarrollo de la nación…El país está hundido en la miseria económica y es que son en realidad más los pobres y muy pocos los que día con día ven crecer sus fortunas. Aunque la Secretaría de Hacienda declare lo contrario el pueblo les demuestra que están equivocados ya que el salario se pulveriza en cuestión de segundos.

Ante este panorama desolador en lo económico y social, por la violencia e inseguridad que se padece, los ciudadanos ya están preparándose para enfrentar el Proceso Electoral del 2012 y en el cual se llevará a cabo la renovación de la Presidencia de la República.

A casi once años de gobiernos panistas el país se encuentra totalmente “colapsado” han crecido enormemente la corrupción y la impunidad y se han filtrado en cualquier esfera de gobierno, no significa que antes no las hubiera, sencillamente se refleja una actitud política convenenciera asumida por los que arribaron en el año 2000 y si antes lo criticaban al convertirse en “Gobierno” muy pronto asumieron las mismas prácticas de antes y lo que es más las superaron. En el 2012 los mexicanos tendrán que elegir con su voto al Ejecutivo Federal, pero en realidad qué tipo de “Presidente de la República” los debe de gobernar?. Qué tipo de gobierno debe de encabezar el nuevo mandatario?. Qué sistema económico tendrá que encabezar el Presidente electo?. Seguirá sirviendo a los intereses norteamericanos?. Podrá enderezar los destinos económicos de la nación?.

Se avecina una campaña electoral muy reñida, se ofertarán múltiples planes para enderezar el país, se tratará de hablarle bonito al electorado, con palabras y más palabras los candidatos pugnarán por convencer al ciudadano al grado de hacerles creer que cada uno de ellos es la mejor opción.

Los panistas bien saben que su imagen está muy “dañada” ante el electorado de ahí que traten de “enlodar” con discursos el ambicionado anhelo de los priistas de recuperar la Presidencia de la República. Los del Sol Azteca, los perredistas, mientras ellos no se pongan de acuerdo en cómo se deben de manejar para llegar unidos a una elección presidencial su tonta actitud política sólo les está quitando presencia y haciendo que el adversario avance considerablemente.

Una realidad política “inocultable” es la de que el país requiere de un Presidente con un “status” de estadista, con una enorme visión política de hacer crecer al país en todos los aspectos no solamente en Seguridad Pública como lo hace el actual. Un Presidente de la República que entienda los reclamos sociales y gobierno de lado al pueblo porque es quien lo lleva al poder y lo necesita. Un Presidente que piense con la cabeza, y que actúe con los pies bien puestos sobre el terreno que pisa, que tome decisiones pensando en el bienestar colectivo, que haga a un lado ideas salidas del corazón, porque eso sencillamente no lo llevará a ejercer un buen gobierno. Y es que ambicionar el ejercicio de un gobierno de Regeneración Nacional, es iluso creer que se dará, esto huele a lo que hace muchos años alguien ahora convertido en Ex Presidente de México señaló: Renovación Moral de la Sociedad, para el caso da lo mismo.

En el país urgen cambios estructurales en todos los ámbitos es cierto, lo lamentable es que estas transformaciones sólo las utilicen como bandera de campaña los aspirantes a ocupar la silla presidencial ya que en el ejercicio del poder el comportamiento siempre ha sido igual o semejante al antecesor.

Sin embargo mientras no se modifiquen preceptos constitucionales que en sí le dan a la figura presidencial “matices” de autoritarismo, concentración de poder y lo que es más una “inmunidad” para convertirla en “Intocable” por los seis años de mandato y aún más al término de su sexenio, al grado de convertir esa garantía en “impunidad” y jamás será juzgado por sus yerros y errores cometidos en su gobierno.
Por consiguiente esto ha traído consigo que la Presidencia de la República Mexicana se convierta en un “botín” muy codiciado por todos aquellos que aspiran a “sacrificarse” en aras de un sufrido, dolido y humillado pueblo mexicano. Y es que el ostentar poder por seis años y gozar de todo tipo de privilegios, reverencias, salutaciones, trato preferencial y tener en lo personal el control absoluto de todo lo que se hace, ocurre y proceda en el país, y si a esto le agrega el alto salario que se percibe como Ejecutivo Federal y por seis años jamás sacará su cartera para gastos personales y familiares, bueno pues bien vale la pena el sacrificio., y es que a pesar de la crisis mundial el dinero llega y se sacará de algún lugar.

Además si por mandato constitucional el Presidente se convierte en Jefe “Supremo” de las Fuerzas Armadas de México… de ahí el control que ejerce en todo el territorio nacional razón por la cual el Ejecutivo Federal se convierte en el centro de atención de todos los mexicanos.
La lucha electoral está a unos cuantos meses de iniciarse por lo pronto en cada partido están surgiendo los “tiradores” para obtener la candidatura en sus elecciones internas partidistas… Es criticable la actitud que asume un candidato cuando “demagógicamente” señala que su legítima aspiración es por el “Bien del Pueblo”, “Por los que menos tienen”, “Por la Regeneración Nacional”, “Para hacer del país una nación con menos pobres”, “Para enderezar el rumbo del país”, “Para crear más empleos y mejorar los salarios”…Falsas palabras y mezquinas promesas, y es que en política – Todos son iguales – el color es sólo símbolo distintivo de un partido la lacerante realidad social en el país en cuestión de ambiciones políticas es clara, y es que en: - Un Botín muy codiciado…¡Se ha convertido la Presidencia de la República¡. Lo cierto es que - México necesita que llegue a los “Pinos” un verdadero “Estadista”.

Pero “Pobre” México, de los que “aspiran” creo que nadie ostenta cualidades propias de un mandatario con este estilo.


Oaxaca: Luchar por el rescate de la estabilidad de la Facultad de Idiomas

GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE OAXACA

PROCURADOR DE JUSTICIA DEL ESTADO

SOCIEDAD EN GENERAL

COMUNIDAD DE LA FACULTAD DE IDIOMAS

A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

OAXACA,OAX

Somos alumnos de la Licenciatura en lenguas extranjeras en el área de inglés modalidades flexibilizada, semiescolarizada, Tehuantepec y Pto. Escondido, por este medio denunciamos y aclaramos los siguientes actos y los invitamos a luchar por el rescate de la estabilidad de la Facultad de Idiomas y hacemos las siguientes aclaraciones:

1.-Que se respete la autonomía y los derechos a la educación de los estudiantes que integramos la Facultad de Idiomas, (autonomía: que tengamos un director o directora legitimo de acuerdo a la ley Orgánica y nombrado por los estudiantes no por un grupo político).

2.-El supuesto Director no tiene legitimidad, él, dice que lo validó el Rector y Rufino, cree que somos tontos, si el rector pudiera hacerlo, no habría elecciones en las escuelas, institutos y facultades, así que no quieran manipular con engaños, ya estamos en el siglo XXI. Despierten compañeros o nos arrepentiremos cuando nos anulen los documentos y será demasiado tarde.

3.-Existen denuncias, por diversos delitos interpuestas por alumnos y maestros, por eso se exigió la intervención de la Procuraduría para que se castigue a los culpables, de que a muchos egresados se les hayan invalidado la carrera o no puedan entregárseles su certificado y/o titulo y como consecuencia no pueden acreditar el nivel de licenciatura.

4.-El día 20 de septiembre se llevo a cabo una inspección ocular por personal de la procuraduría, y fue del conocimiento público, pero por lo visto al personal que está fungiendo como representantes no les gustó, porque será?, si dicen que son legales e inocentes no tendrían de que preocuparse no creen compañeros.

5.-El día sábado 24 de septiembre pasaron a los salones DIEGO GONZALEZ ALGARA, ISABEL PERALTA DIAZ, LAURA HERNANDEZ JUAREZ Y OTRAS PERSONAS QUE DICEN SER COORDINADORAS PERO NUNCA HAN MOSTRADO SUS TITULOS a querer manipularnos una vez más con las mismas mentiras, exigimos que Olivia Ibáñez Cáceres quien se ostenta como esposa del Rector, deje de meterse en asuntos de la Facultad, ella no es docente ni tiene porque contribuir con la inestabilidad y perjuicio a los alumnos, Denunciamos que OLIVIA IBAÑEZ CASERES, nos prometió becas y muchos beneficios a cambio de que firmáramos un documento en contra de la Mtra. Sandra López y que ella se encargaba de protegernos a través del rector, quien hace todo lo que ella le pide y que ella es la mera mera de la rectoría que la busquemos cuando queramos.

6.-Denunciamos a Josefina Aranda Bezaury, porque con su ambición de llegar a ser rectora, se va a meter todos los días a la Facultad de Idiomas y nos manda hot dogs, según para desayunar, motivo por el cual, Rufino Vásquez Manuel, a los que no comimos y no le seguimos el juego nos amenazó con reprobarnos y sacarnos de la escuela.

7.- LOS ALUMNOS NUNCA FIRMAMOS DOCUMENTO ALGUNO EN CONTRA DE LA MTRA SANDRA LOPEZ (DIRECTORA DE LA FACULTAD DE IDIOMAS).

Exigimos respeto a los alumnos, estabilidad y que se dediquen a Formar profesionistas de calidad en la práctica, no que solo lo hacen en discursos. Exigimos Alto a las amenazas contra alumnos. ALTO al ambiente de tensión y daño psicológico, que se vive en la Facultad de idiomas. BASTA de generar temor, intimidar y atentar contra la vida académica de los alumnos. ALTO A LA REPRESION ESTUDIANTIL.

SR GOBERNADOR APOYO A LOS JOVENES, NO NOS CONDENES AL FRACASO.

GABINO NO TE CONVIERTAS EN COMPLICE, AYUDA A LOS UNIVERSITARIOS.


¿Cultura de la resignación… o aún hay esperanzas?

Elecciones en Guatemala: un laboratorio para pensar la situación de Latinoamérica
Marcelo Colussi

Un análisis (1) de las recientes elecciones en Guatemala publicado en esta página generó algunos comentarios de los que querría retomar uno en particular. Se trata de algunas preguntas que nos hace llegar nuestro amigo Juan Gaudenzi, desde México. Comenzamos por citarlo literalmente.

“Brillante análisis de coyuntura y del contexto económico-social y político nacional. El gran interrogante para el que me hubiese gustado encontrar una respuesta más desarrollada es ¿por qué en un país con una población de aproximadamente un 60 por ciento indígena, el electorado (mayoritariamente indígena) concurre masivamente a las urnas para elegir entre una gama de blancos de derecha (racistas, discriminadores, excluyentes, etc.)?

Esta aberración supera con creces al proletariado eligiendo periódicamente al explotador capitalista que le romperá el c. en los siguientes años (la democracia liberal).

¿Por qué la única candidata indígena (de izquierda) consigue apenas el 3 por ciento de los votos?

¿Por qué los indígenas guatemaltecos no consideran que uno de ellos, de su propia sangre y cultura, puede gobernar el país, como en Bolivia?

¡A qué punto ha llegado la alienación de los pueblos nativos que han perdido toda confianza en sí mismos!

Creo que la gran tarea de la izquierda de aquí en más es contribuir a que recuperen esa confianza. Si para las grandes masas la lucha de clases ha perdido todo atractivo, Guatemala es el país ideal (ausencia de mestizaje) para plantearla en términos de etnicidad y cultura.

Con lo único que no estoy muy de acuerdo con tu texto es que consideras positivo el fin de la guerra. Para mí, pese a todas las atrocidades, mientras había tiros había una cuota de esperanza”.

El planteamiento que nos deja Gaudenzi va mucho más allá de la situación puntual de la nación centroamericana, abriendo un debate que toca a todos los países de Latinoamérica. Y más aún: deja preguntas válidas para la izquierda en su conjunto.

No vamos a responder una a una las preguntas como si se tratara de un interrogatorio periodístico (que, por cierto, no lo es), sino que inspirándonos en estos comentarios, intentaremos profundizar algunas líneas de análisis, permitiéndonos incluso alguna digresión.

Partiría de una frase clave: “la gran tarea de la izquierda de aquí en más es contribuir a que recuperen esa confianza”. Agregaría ante todo: no sólo que los pueblos indígenas recuperen la confianza en propuestas indígenas sino, quizá con un sentido más general, que las grandes mayorías recuperemos la confianza en la posibilidad del cambio. Para decirlo de un modo provocativo: pareciera que hoy esto del cambio social está “pasado de moda”. ¿Por qué?

Sin dudas el resultado electoral del Frente Amplio, la única fuerza de izquierda con la premio Nobel Rigoberta Menchú como candidata presidencial, abre interrogantes. Su 3.27% de caudal de votos, tres diputados en el Congreso entre 158 y sólo cinco alcaldías sobre 325 municipios debe llamar a una autocrítica para la izquierda: ¿da lo obtenido en estas elecciones la posibilidad de trabajar por un cambio de estructuras? ¿Sí o no? ¿De qué manera? ¿Se están acumulando fuerzas para el cambio, o se están perdiendo las fuerzas con que se contaba? ¿Vale la pena el trabajo en la estructura misma de las democracias formales o, retomando el último comentario de nuestro amigo, las esperanzas sólo existían en la medida en que había movimientos armados en acción?

Esas antiguas guerrillas, hoy día recicladas y convertidas en partidos políticos incorporados a la legalidad democrática del sistema, han tenido distinta suerte en los diferentes países del continente. Pero donde sea que se hayan presentado a elecciones, incluso habiendo ganado –en alianza con otras fuerzas y con candidatos extra-organización, como por ejemplo en El Salvador, o extremando las cosas, en Nicaragua, donde vestigios de lo que fuera un movimiento armado gobierna hoy día, pudiendo reelegirse muy prontamente– sus propuestas ya no consideran en primer término las transformaciones revolucionarias levantadas antaño. Si ello sigue haciendo parte de su ideario y su proyecto estratégico, al menos en lo que concierne a su presentación oficial, hoy ha desaparecido. ¿Desapareció entonces la idea de revolución?

En Latinoamérica, en estas últimas décadas post Guerra Fría, ha habido ya varios gobiernos que, en términos generales, se pueden ubicar en la izquierda política (Lula en Brasil, Bachelet en Chile, los Kirchner en Argentina, etc., etc.) Extremando las cosas, se podría decir que la actual administración en Guatemala, con Álvaro Colom a la cabeza, tiene –o pretendió tener– un perfil socialdemócrata (de ahí el encono visceral de la derecha tradicional del país contra su gobierno, con virtual golpe de Estado en algún momento –el caso Rosenberg– y la negativa a continuar ese esquema no permitiendo la inscripción de su esposa Sandra Torres como candidata presidencial en el 2011). Ahora bien: más allá de esa fabulosa reacción de las derechas tradicionales, furiosamente anticomunistas como en los más álgidos tiempos de la Guerra Fría, ninguno de estos planteos de las izquierdas recicladas logró 1) ni cambios sustantivos en la situación de las poblaciones cuando esa izquierda fue gobierno, ni 2) acciones de organización y movilización que trajeran propuestas de cambio trabajando desde el llano. Se podría preguntar entonces: ¿en qué anda la izquierda? El 3.27% de votos recién obtenidos en Guatemala (sexta fuerza electoral entre diez candidaturas presidenciales) da un principio de respuesta: ¡estuvo cerca de la extinción como partido legal!

Todo lo cual debe llevarnos a interrogar: ¿qué está pasando con las ideas de cambio? Ese es el sentido de las preguntas de Gaudenzi, y debería ser el horizonte autocrítico de toda la izquierda. ¿Por qué lo más a que se puede aspirar hoy, pensándolo desde el campo de la izquierda, es a participar en elecciones? ¿No caben ya las ideas de transformación revolucionaria? El peso fenomenal de la ideología dominante, de las corrientes mediáticas hegemónicas, de las tendencias académicas en boga, han quitado la idea de revolución y de lucha de clases del léxico cotidiano ¡y de las izquierdas! La aspiración a la democracia (que no es sino democracia formal, representativa, esta que se elige cada cierto período de tiempo pero que no cambia nada sustancial) pareciera la meta final. ¿Cómo entender todo eso?

No es sino a la luz de la historia que puede tenerse una dimensión de lo que está sucediendo. La paliza recibida por las distintas izquierdas en todo el continente en estas últimas décadas a manos de la derecha (represión militar furiosa) y los terribles golpazos al campo popular en el plano económico a partir del capitalismo salvaje de estos años, eufemísticamente llamado “neoliberalismo”, dan la clave. Sobre los miles y miles de muertos, desaparecidos y torturados que las recientes dictaduras se cansaron de producir, se erigieron las políticas de achicamiento del Estado y super explotación que aún están en boga, incluso con todos los gobiernos de izquierda de la actualidad. Esa es la matriz desde donde entender cómo estamos.

¿Acaso pasó de moda la necesidad de transformar un mundo terriblemente injusto donde unos pocos deciden la vida de millones? Obviamente no; pero el espíritu de protesta, la llama de la rebeldía transformadora, hoy por hoy quedó apagada. No extinguida, sin dudas, pero sí dañada. En Guatemala en concreto, con 245.000 víctimas producto de la guerra interna que se vivió recientemente (sangrienta expresión de la lucha de clases ¡que no ha desaparecido!), teniendo en su haber el nada honroso título de ser el país del mundo con mayor número de desaparecidos per capita (49% de las desapariciones forzadas del continente están aquí), levantar la voz aún puede ser muy peligroso. Si a eso se suma una virtual “guerra” criminal cotidiana con niveles de asesinatos no tan distintos a los del conflicto armado de años atrás, el terror generado en la población perfectamente puede dar como resultado la creencia en que una propuesta de “mano dura” contra la delincuencia puede ser la solución. De todos modos –¡y esto sí refuerza la idea de esperanza que aún sobrevive pese a todo!– debe tenerse en cuenta que no toda la población votó por esa opción sino sólo un 36%, mucho menos de lo que nos decían las encuestas previas (aquí conviene recordar aquello de que hay tres tipos de mentiras: las culposas, las piadosas… y las encuestas).

Para la segunda vuelta no sería raro esperar que la propuesta de un quinceavo sueldo realizada por el candidato Manuel Baldizón trepe mucho en la opción de voto, no siendo así totalmente seguro el triunfo del ex militar Otto Pérez Molina. Tal vez la pobreza generalizada pese más que el miedo a la delincuencia, fantasma azuzado hasta el cansancio por los medios de comunicación y por el Partido Patriota. Esto lleva a recordar una encuesta realizada por Naciones Unidas unos años atrás a nivel de toda Latinoamérica donde la población mayoritariamente preferiría un gobernante que le asegure un mejor pasar económico aunque ello significara la pérdida de garantías democráticas. El bolsillo manda, sin dudas, y nadie termina de creerse mucho la pregonada “democracia” como solución a los problemas cotidianos.

¿Qué podemos extraer de esto: que la gente se “derechiza”? Juan Gaudenzi nos hablaba de “aberraciones”: población indígena votando por “blancos de derecha (racistas, discriminadores, excluyentes)”, o “proletariado eligiendo periódicamente al explotador capitalista que le romperá el c. en los siguientes años”. En esa línea de las aberraciones, cabría plantear también si es cierto que “para las grandes masas la lucha de clases ha perdido todo atractivo”. Sin dudas todas esas provocadoras interrogantes deben alimentar el debate en la izquierda. Pongamos como marco general del análisis una frase de cuño hegeliano para entender por dónde va la cosa: el esclavo piensa con la cabeza del amo. Lo cual no significa que la historia está escrita y que alguna vez ese esclavo no pueda rebelarse. ¿Qué otra cosa fue si no el 36% del Partido Patriota cuando se daba por ganador cómodo en la primera vuelta? Más allá de la pedagogía del terror que 36 años de guerra interna y una actual explosión de violencia cotidiana que inunda todos los espacios han impuesto, la gente reaccionó. Si queremos decirlo con un tono más épico: ¡no todo está perdido! Esto no significa que en la segunda vuelta del 6 de noviembre se imponga una propuesta popular, transformadora. No, definitivamente, dado que los dos candidatos no son sino expresión de las mismas fuerzas de derecha, y para las grandes mayorías populares no hay mucha alternativa. Pero la gente, pese a todo, se expresó contra la maquinaria de derecha más conservadora.

Por supuesto que llama la atención cómo es posible que el país de toda Latinoamérica con mayor porcentaje de población indígena no opte por una candidata de su sangre, de sus raíces, la maya-quiché candidata presidencial ya en dos oportunidades, como sí sucedió por ejemplo en Bolivia con un candidato de origen aymará, Evo Morales, ganador ya dos veces de la presidencia. No es fácil dar una explicación a eso, y mucho menos, plantearse las alternativas políticas del caso. ¿Por qué Rigoberta Menchú, en dos elecciones, queda tan atrás? Una vez más: las democracias formales, democracias de “baja intensidad” –como correctamente se las ha caracterizado– no son una salida real para los principales problemas de la gente. Si no, recordemos la encuesta a la que hacíamos alusión. Por eso la población indígena puede apostar por estos “blancos”, uno de ellos incluso ligado a la represión contrainsurgente de años atrás. Pero eso fenómeno (¿síndrome de Estocolmo?), que se repite en distintos lugares y en diferentes momentos, no es nada nuevo en la psicología colectiva. No se trata de “estupidez” de la gente, sino de complejos procesos donde se entremezclan miedos provocados, necesidad de triunfalismo, manipulación de las conciencias, respuestas viscerales más que racionales: en Estados Unidos la gente en una segunda elección optó por Bush hijo pese a saberse que en la primera había habido fraude, y otras tantas veces la población italiana eligió a un mafioso como Berlusconi, o en Bolivia, años atrás, se eligió democráticamente al verdugo general Hugo Banzer, al igual que la población de la provincia de Tucumán, en Argentina, optó por el declarado asesino general Bussi como gobernador. ¿Y qué decir de la población alemana que, en su inmensa mayoría, buscó alegremente la figura del Führer como modelo para sentirse “raza superior”? ¿Por qué en los países europeos, con históricos Estados de bienestar, en estos últimos años se votó por candidatos neoliberales y conservadores que desarmaron esos avances sociales? Hay que entender todos estos procesos como algo más que “aberraciones”; en todo caso, se juega ahí un enrevesado entrecruzamiento de discursos políticos y subjetivos que tal vez una lectura desde la Psicología Social puede permitir descifrar. Pero de todos modos, la gente no es simplemente “tonta”, o “culpable” del giro a la derecha. Los procesos sociales son infinitamente complejos, y así como se puede aplaudir al propio verdugo (¿no hay casos de mujeres torturadas que se casan con su torturador?) también hay reacción. De hecho, Pérez Molina no ganó, y no es tan seguro que se imponga en la segunda vuelta.

En Guatemala por supuesto que sorprende que una candidata indígena tenga una aceptación tan baja, pero ello tiene historia. La población indígena del país por siglos estuvo desunida, excluida, reprimida. Y no se podría asegurar sin críticas que la figura de Rigoberta Menchú sea hoy la más absolutamente genuina expresión de los pueblos mayas. Hay algo de manipulación de su figura por cierto. Los indígenas lo saben, y seguramente eso se reflejó en las urnas. Al respecto puede ser interesante citar palabras del ecuatoriano Pablo Dávalos: “Cuando los indios emergen en el 90 empieza también la cooperación para el desarrollo. Las ONG del desarrollo aterrizan en el corazón del movimiento. (…) La cooperación rompe las solidaridades e inaugura rivalidades entre las comunidades con la creación de organizaciones de segundo grado que empiezan a disputar los recursos de la cooperación”.

Pero la organización de los pueblos mayas, más allá de esa cooperación internacional que la coopta (o de las estrategias de exterminio que el genocidio vivido durante la guerra trajo) sigue viva. Ahí es donde decimos que, pese al posible derrotismo que expresábamos más arriba, la esperanza continúa estando presente. Las izquierdas tradicionales de Latinoamérica en países con alta composición de pueblos originarios –en general inspiradas en cosmovisiones europeizantes de marxismo ortodoxo, salvo chispazos alternativos como José Mariátegui en Perú o Carlos Guzmán Böckler en Guatemala, que han propuesto nuevas interpretaciones de la cuestión indígena, siempre como marxistas, pero entendiendo de otro modo el fenómeno– han tenido muchas reticencias para aceptar teórica y prácticamente el hecho de una “movilización política indígena” como una entidad propia, y de hecho su accionar político siempre se ha encaminado a integrar los movimientos indígenas en la lógica de lucha campesina. Como claramente lo expresa el pensador guatemalteco Guzmán Böckler, en la izquierda latinoamericana por años se esperó “la proletarización que exigían los pensadores estalinistas de las izquierdas ortodoxas para limpiar el camino que conduciría a la revolución”. El “problema indígena” fue para la izquierda en muy buena medida justamente eso: un problema. No encajaba en la teoría, era un “obstáculo” para la revolución proletaria. Como bien lo expresa Gaudenzi, “si para las grandes masas la lucha de clases ha perdido todo atractivo, Guatemala es el país ideal para plantearla en términos de etnicidad y cultura”. Hay ahí un reto abierto. ¿Perdió “atractivo” la lucha de clases, o se ha sacado el tema de circulación por otros motivos? Las 245.000 víctimas de la guerra civil de Guatemala, ¿no se deben a la lucha de clases?

En este contexto puede ser pertinente recordar la Declaración de Quito, de julio de 1990, preparatoria de la contra-cumbre de celebraciones que tuvo lugar con motivo del encuentro (¿o encontronazo?) de dos mundos en 1492: “los pueblos indios, además de nuestros problemas específicos, tenemos problemas en común con otras clases y sectores populares tales como la pobreza, la marginación, la discriminación, la opresión y explotación, todo ello producto del dominio neocolonial del imperialismo y de las clases dominantes de cada país”.

Sin dudas que la izquierda está en crisis. ¡Y no sólo en Guatemala! Que el próximo 23 de octubre pueda imponerse Cristina Fernández viuda de Kirchner en las urnas de Argentina, o el 6 de noviembre Daniel Ortega en las de Nicaragua, no significa que se impongan proyectos revolucionarios, que la derecha tiemble porque se viene el poder popular y las expropiaciones, que el imperialismo asista a nuevas Cubas en el continente. Hoy día esas ideas “revolucionarias” parecieran haberse esfumado; o, al menos, no están presentes en la cotidianeidad de la práctica política, han perdido fuerza. O peor aún: han perdido credibilidad. Pero los movimientos sociales (los pueblos indígenas, los desocupados urbanos, los grupos de mujeres organizadas, los piqueteros, los sin-tierra, los jóvenes sin futuro, los desamparados de toda laya), quizá sin decirse de izquierda en sentido estricto, siguen vivos y en pie de lucha. Si en Bolivia hoy gobierna un indígena, es porque esos movimientos populares llevaron a Evo Morales a la presidencia. ¿Por qué no sucede eso en Guatemala? Son situaciones diferentes, sin dudas, y explicar el caso centroamericano no es para justificar el rendimiento de la izquierda en las pasadas elecciones. De lo que no caben dudas es que las propuestas de izquierda no están en alza; pero el descontento sigue estando ahí, como volcán listo para reventar.

¿Será que el camino para transformar algo anda por el lado de los movimientos sociales? Muy probablemente. Ello no significa que allí radique la fórmula mágica, pero sin dudas –tomando las provocadoras preguntas de Gaudenzi– hay que abrir el debate en torno a todo esto. Lo importante a rescatar es la esperanza. Si la misma nace de los tiros que vuelan por ahí o de la organización de base, es lo que está en discusión. Hoy los movimientos armados no están en crecimiento; pero nada dice que quizá no retornen. No lo estamos asegurando, y mucho menos estamos haciendo un llamado a ello. Pero la realidad política nos muestra que ello no deja de ser posible. Lo que sí es palmario es que las propuestas de izquierda electoral no alcanzan para transformar de raíz los agudos problemas de las sociedades latinoamericanas. El caso del bolivarianismo en Venezuela es una pregunta abierta: después de varias elecciones ganadas por Hugo Chávez, ¿se transformó realmente la situación de las grandes mayorías populares, o no se ha ido más allá de un discurso reformador que no cambia las estructuras de fondo? La invitación es seguir profundizando el tema.

Por supuesto que los movimientos indígenas siguen siendo una esperanza de cambio. Como dijo el portugués Boaventura de Sousa Santos refiriéndose al caso colombiano en particular y latinoamericano en general, “la verdadera amenaza no son las FARC. Son las fuerzas progresistas y, en especial, los movimientos indígenas y campesinos. La mayor amenaza [para la estrategia hegemónica de Estados Unidos y para el gran capital local] proviene de aquellos que invocan derechos ancestrales sobre los territorios donde se encuentran estos recursos [biodiversidad, agua dulce, petróleo, riquezas minerales], o sea, de los pueblos indígenas”.

Que en la segunda vuelta electoral en Guatemala el próximo 6 de noviembre los pueblos mayas, mayoritarios en el país, junto a los pobres no-mayas ubicados básicamente en las áreas urbanas y en el oriente, tengan que optar por dos candidatos que no los representan en absoluto, no significa que la gente se “derechizó”, sea tonta o no tenga conciencia política. Indica, en todo caso, que el discurso del cambio hoy por hoy lo tiene secuestrado la derecha. Pero los problemas están ahí, y la población sigue resistiendo como puede, desde el llano, desde la cotidianeidad. Lo cual lleva a plantearse autocríticamente cómo hace el pensamiento de izquierda para retomar el terreno perdido. La gran tarea de la izquierda hoy, retomando a nuestro amigo que nos provoca desde México es, después del desprestigio en que ha caído todo lo que suene a contestatario –y luego de la represión feroz de la que fue objeto, al igual que los movimientos populares– ¿cómo hacer para recuperar la confianza en que el cambio sí es posible? Es decir: ¿cómo levantar banderas contra la resignación?

Nota:
1) http://www.argenpress.info/2011/09/elecciones-en-guatemala-mas-de-lo-mismo.html


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