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PORQUE HAY QUE DECIRLO, Günter Grass

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Por Carlos A. Valle.
Buenos Aires.

Günter Grass lo sabía. Su poema preñado de preocupación y dolor también tenía el peso de una dolorosa historia y de sus cargas personales, pero no puede dejar de hacer oír su voz.

Ya hace tiempo que Irán es acusado insistentemente de intentar poseer una bomba atómica de la misma manera que se rechaza su negativa a que lo esté procurando. La veracidad de tales hechos ha estado tejida de intereses entrelazados por declaraciones de negociaciones frustradas junto a crecientes sugerencias de que otro tipo de acciones se van tornado necesarias.

Las consecuencias de “lo que mañana podría ser demasiado tarde” y “podríamos ser cómplices de un crimen que es previsible” han hecho que este silencio que atrapa la voz de Günter Gass abriera la puerta a una denuncia que ha logrado reunir a los fantasmas del pasado y dar lugar a los prejuicios antes que una sincera reflexión sobre el angustiado llamado a la paz y entendimiento.

La historia de su país, “marcado por un estigma imborrable”, imponía el silencio de Günter Grass junto a la tardía información sobre su pertenencia a las Waffen-SS cuando tenía 17 años, tal como lo fueron miles de jóvenes en aquella época. A pesar de su fuerte crítica al nazismo este pasado ha sido recordado una y otra vez como un pecado que no tiene redención.

Al menos tres cosas dice Grass que son difíciles de refutar. Primero, que su país “va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad es dirigir ojivas aniquiladoras”. Segundo, que Israel “desde hace años –aunque mantenido en secreto- dispone de un creciente potencial nuclear, fuera de control, ya que es inaccesible a toda inspección.” Tercero, que tanto Israel como Irán, “permitan el control permanente y sin trabas por una instancia internacional del potencial nuclear israelí y de las instalaciones nucleares iraníes.”

¿Cuál es el motivo que a estas tres cuestiones se le responda con el mote –que ya Grass anticipa de “antisemitismo”- que lleva al gobierno de Israel a declararlo “persona no grata”? El ministro de Israel Eli Yisai afirmó: “Los poemas de Grass son un intento de dirigir el fuego del odio hacia el Estado de Israel y su gente”, a lo que se unió el premier israelí Benjamín Netanyahu. El canciller Avigdor Lieberman aludió a Grass cuando habló de los pseudos intelectuales occidentales “dispuestos a sacrificar por segunda vez al pueblo judío en el altar de los antisemitismos locos, sólo por vender algún libro más u obtener reputación”. (P/12, 09.04.12)

Grass escribe -“envejecido y con mi última tinta”- que se hace cada vez más evidente que “Israel, potencia nuclear, pone en peligro una paz mundial ya de por sí quebradiza”. Cuando se alerta sobre el camino sin retorno que puede conllevar una escalada de dimensiones inimaginables ¿por qué hay que catalogarla como antisemitismo? No se trata aquí de que se esté defendiendo ningún régimen, se está de dando una señal de alarma en un conflicto que amenaza la paz de todos. No se niega el derecho, tanto de Israel como de Irán, a procurar su defensa, pero si la defensa de un territorio propio amenaza la paz de muchos, ese país no puede hacer oídos sordos al reclamo de quienes también van a ser damnificados.

Todos aquellos que no toleramos el silencio ni la hipocresía que daña el corazón de la vida de este planeta esperaríamos de todos aquellos que son parte de esta historia una actitud de apertura, diálogo y tesón para establecer la paz y la fraternidad entre los pueblos. + (PE)

Refeencia. PreNot 9938 del 120310 Poema de Günter Grass,.

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